Historia de un Profesor
Hace 30 años, en un lugar llamado San Carlos el Corralito, municipio de Pantelhó, Chiapas, un profesor llamado Cenobio Originario de San Cristóbal de las Casas, se atrevió a dar clases en dicho lugar. Utilizo la palabra “atrever”, porque Corralito es una comunidad muy alejada de los pueblos o cabeceras municipales, se desconoce quiénes fueron los fundadores, pero se sabe que es un pueblo marginado, donde la mayoría de las personas son agricultores, trabajaban 12 horas diarias en el campo. Los niños muy pocos sabían leer, para ellos, era muy difícil estar en una escuela. Los padres de familia de aquella comunidad, tenían conocimiento sobre la importancia del estudio, -que podría abrir nuevos caminos para lograr otras metas-, más no había oportunidades.
Muchas veces, la gente piensa que ser pobre o sin estudios es por ser miedosos, o por tener una mente pobre, a veces, es por falta de oportunidades. Por ejemplo, esta comunidad, mis padres cuentan, que no había escuela, gracias a las monjas que llegaban a dar cursos y enseñar asuntos religiosos en el año 1980, fueron las que solicitaron profesores desde Pantelhó, San Cristóbal, Oxchuc. El primer profesor llegó de sorpresa, se llamaba Antonio, un hombre con carácter fuerte. Los habitantes de la comunidad quedaron sorprendidos, ya estaba el profesor más no había aulas de clases. Rápidamente empezaron a construir aulas de clases, por cierto, estaba hechas de postes o polines, cortaron desde las montañas, también mandaron a cortar carrizos, para sostener las paredes elaboradas con lodos, como se conoce actualmente, tipo Bahareque, el techo con láminas viejas, o con zacate especialmente para casas, polines amarradas con bejucos. Pronto terminaron de construir, los mismos padres de familia empezaron a buscar más niños (alumno) para darle vida los espacios montados.
La expectativa era muy grande, los habitantes de la comunidad estaban muy satisfechos, con rostros de gran alegría por tener escuela. Los primero profesores no tardaron mucho, le tenían miedo al lodo, la distancia de un lugar a otro (20 km. Aproximadamente) les quedaba lejos, no había transporte, tenían que caminar 5 a 6 horas de la comunidad hasta Pantelhó, el único transporte era el caballo, que los padres de familia les daba prestado muy pocas veces. Los profesores no soportaban tanto tiempo, a demás se les alimentaba, regularmente con frijol, huevos, verduras: lo que había en el campo y que se pueda comer, eso se les daba.
Más tarde, un profesor bien preparado llegó a ese lugar. Es importante mencionar, anteriormente los que terminaban 6 grado podían dar clases. Este profesor llamado Cenobio cuando llegó, quedó impresionado ver a los estudiantes: no sabían leer, los que estaban en tercer grado y cuarto tampoco sabían leer ni escribir. En su testimonio menciona, que no le tenía miedo al lodo, tampoco la distancia, porque tenía convicción muy fuerte.
A pesar de las dificultades, se propuso a buscar más alumnos, mientras caminaba le apareció un joven de 15 años llamado Rodolfo, estaba afuera de la casa jugando pelota, pelota de hule y ponchado, llega, y le pregunta -¿Cómo te llamas, sabes leer?, a lo que él respondió que no sabía leer, porque nunca aprendió con los anteriores profesores. Cenobio entra a la casa de los padres de Rodolfo, y comenzaron a platicar sobre Rodolfo, porque no estaba estudiando. Los padres explicaron –Mira Maestro, nosotros queremos que nuestros hijos tengan un futuro mejor, no quiero que estén así como yo, en pobreza, trabajo en el campo todos los días, y no hay manera para salir adelante -le digo a mi hijo que le eche ganas, lamentablemente nunca aprendió a leer, probablemente los profesores no enseñaban bien, trabajaban solo tres días a la semana -llegan martes y regresaban el día jueves a sus pueblos -a los que el profesor Cenobio con enojo exclamó ¡Que profesores tan irresponsables!.
Los padres cabizbajos y con un sentimiento de tristeza, el padre de familia siguió platicando sobre su hijo, hasta que llegaron al punto cuando el profesor dijo –Si quiere, podré enseñar a su hijo, voy a luchar también explicándole letra por letra, paso a paso como debe ser. A lo que el padre de familia respondió –Si quiere Rodolfo adelante. Rodolfo contestó que si quería intentar de nuevo. El profesor se despidió del papa, - Voy a intentar que tu hijo sea un buen lector y buen estudiante-, se fue. Rodolfo se presentó en uno de los salones, y el profesor listo para trabajar.
En poco tiempo, el alumno aprendió a pronunciar silabas, conocer algunas reglas gramaticales, aprendió a escribir en Tseltal, idioma muy reconocido en Chiapas. La primera letra que escribió fue “papa”, posteriormente su nombre “Rodolfo”. Todo era alegría, al mismo tiempo una emoción que embargaba a los padres. Ya que anteriormente, cuando alguien aprendía a leer, podría defenderse de cualquier estafa, defenderse en hospitales o de los doctores abusadores o con cualidades inhumanas. Todavía viene a la mente, cuando se enfermó uno de los hermanitos de Rodolfo, llevaron a Yajalón, Chiapas, ahí estuvo meses, la mama triste y desconsolada, sin dinero y con su vestido desgastado estaba afuera esperando al niño. Pero los doctores ya no querían entregar, por estar muy grave, tampoco querían autorizar “alta voluntaria”, entonces Rodolfo, habló con los administrativos y médicos, con lo que sabía y leía en los oficios y documentos, Rodolfo se defendía. Por fin, le dieron de baja. Probablemente los médicos tenían razón al no dejar salir al niño, por estar muy grave. Los padres estaban molestos, porque no estaban atendiendo correctamente.
Posteriormente, una vez que hayan dejado salir, Don Rey, preparó hiervas frescas, baño al niño enfermo, y se sanó.
He aquí, la importancia de saber leer, para defenderse, se escucha que ha habido estafas, encarcelados injustamente, por firmar oficios en contra de ellos mismos, por no entender y conocer lo que viene plasmado en un documento. Por lo tanto, leer es abrir la mente, conocer nuevos horizontes, nuevos mundos, nuevas metas, cambia a veces el destino, entre otros beneficios. Rodolfo una vez que aprendió a leer y defendido su familia en conflictos. Se fue a San Cristóbal a estudiar, donde también fue muy exitoso en sus calificaciones, lamentablemente en esos años, inició una lucha armada, el Ejercito Zapatista comienza una batalla en contra del gobierno el 01 de enero de 1994, siendo gobernador de Chiapas Elmar Setzer Marseille, quien renunció tras el alzamiento zapatista. Por temor, Rodolfo regresa a Corralito donde estaban sus padres mientras dure la guerra…
Fue así, que Rodolfo y sus padres, estuvieron muy agradecidos con el profesor, por haberle enseñado a leer. Cenobio fue un profesor con calidad académica, responsable, con valores. Gracias a este docente que nunca se rindió a pesar de lo lejos que estaba la comunidad: tuvo sus pequeños cambios, hubo más lectores, más comunicación, etc. Cuando se despidió, le dio gracias a todos por darles de comer –Se cuidan mucho, gracias por los que confiaron en mí, gracias por los alimentos, espero regresar un día, – Usted Doña Rosa, llevaré buenos recuerdos de usted, por ser muy amable, juntamente con tu esposo.
Una vez que haya cumplido sus objetivos, Cenobio se fue, regresó a San Cristóbal, se desconoce su paradero, muchos dicen que vive cerca del parque central de la Ciudad.
…Queremos más profesores como el, con convicción y amor a su trabajo, por el valor y valentía al no darse por vencido…
Autor: Moisés Gómez Núñez
Chilón, Chiapas, Mex.
Correo:
moigonu.1993@gmail.com
